Las webs que fallan están centradas en la tecnología y en su ombligo

La mayoría de las webs no se gestionan: en el mejor de los casos, están administradas. Los administradores publican cosas que les piden, pero no tienen poder ni autoridad para cambiar nada. Esta forma de trabajar convierte rápidamente tu web en chabolismo digital.

Hay dos características de las webs que fallan: están centradas en la tecnología y en su organización.

Creer que comprar un software sofisticado solucionará todos sus problemas no puede ser una idea más naïve. Sin gestión profesional de contenidos el software sólo te va a ayudar a construir un tugurio más rápidamente.

El primer diseño de prácticamente todas las empresas era un exceso de vanidad editora. La empresa estaba continuamente anunciando esto o aquello, incluso algunas publicaban los anuncios publicitarios que se emitían por TV.

Las webs que funcionan tienen dos características: están centradas en los clientes y en sus tareas.

No es natural para las empresas estar orientadas a sus clientes, las políticas internas dictan que no es una buena idea decirle a tu jefe que lo que publica es basura. Pero son las verdades del barquero, que hay que decir para evitar que una web fracase.

Las grandes webs están orientadas a las tareas. Ayudan a la gente a completar de forma rápida y simple tareas aburridas, como reservar un avión o renovar una licencia. Hay quienes consideran que su web no contiene tareas: «sólo buscan información», una frase que debería estar prohibida.

Cambiar una empresa centrada en su ombligo y en la tecnología para orientarla al cliente y sus necesidades, requiere que los directivos responsables estén implicados y comprometidos.

Si tu web es estratégica e importante para el éxito de tu empresa, necesitas gestión profesional desde el primer al último responsable.

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