La única posibilidad para preservar la calidad de vida en Europa radica en trabajar más inteligentemente que sus competidores y no más barato. Pero el fallo del sistema de educación superior es una amenaza letal para esta ambición.
Europa creó la universidad moderna. Las becas se obtenían en París o Bolonia antes de que América estuviera en el mapa. Oxford y Cambridge inventaron las residencias de estudiantes. Alemania creó la investigación universitaria. Hace cien años, las universidades europeas eran un imán para becarios y un modelo para todo el mundo.
Pero desde la Segunda Guerra mundial, este liderazgo ha pasado a Estados Unidos, y hoy 17 de las 20 mejores universidades del mundo son de ese país.
Las universidades norteamericanas emplean al 70% de los ganadores del Premio Nobel del mundo, publican el 30% de todos los artículos en ciencia e ingeniería y el 44% de los estudios más citados.
¿Qué puede hacer Europa? ¿por qué este descenso de gloria? La primera respuesta está en el papel del Estado. Las universidades norteamericanas obtienen su financiación de una variedad de fuentes y no sólo del gobierno. En Europa, los Estados obligan a las universidades a «procesar» a más y más estudiantes sin darles el dinero suficiente, además responden a las quejas de las universidades intentando gestionarlas.
En el modelo americano los estudiantes están dispuestos a pagar por una buena educación porque saben que se van a beneficiar. Por eso Estados Unidos gasta el doble en educación superior que Europa. ¿Cómo pueden las universidades europeas competir en profesores cuando éstos son funcionarios y no les cobran nada por sus servicios a los estudiantes?
La réplica europea arguye que si la gente tiene que pagar, la universidad se convierte en monopolio de los ricos. Pero este argumento no es cierto: uno de cada tres estudiantes pertenece a minorías raciales. Uno de cada cuatro proviene de familias situadas por debajo del nivel de pobreza.
Pero la competencia no sólo viene de Estados Unidos. Singapur está determinada a convertirse en la «isla de conocimiento», India está creciendo sobre sus institutos de tecnología y China ha doblado los recursos en sus universidades.
Como los europeos no reformen sus universidades, pronto también morderán el polvo de Asia.
Estadísticas: Times Higher Education-QS World University Rankings 2009: full coverage and tables
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