La cultura de una organización es el conjunto de normas no escritas que reflejan actitudes, valores y comportamiento de todos los empleados.
La cultura de una empresa puede ayudar o dificultar una forma de trabajar. El cambio de cultura es una parte integral de la implantación e introducción de cualquier tecnología y no debería verse como una parte separada de la gestión de la calidad.
Collins (2001) en su libro Good to Great identifica una determinada cultura en las empresas que de forma permanente destacan sobre la competencia.
En su investigación, el autor observó el uso continuo de palabras como «rigor, disciplina, obstinación, preciso, diligente, metódico, sistemático, consistente, responsable y exigente».
La mayor ventaja de una cultura de empresa apropiada es que libera a la organización de la burocracia que supone detallar procesos o prácticas de trabajo, forzada desde la dirección para controlar.
Si todos hacen su trabajo, es innecesario el control explícito, lo cual no implica falta de disciplina o atención al detalle.
Detert (2000) identificó 8 aspectos para una gestión efectiva de la cultura empresarial:
Cambiar la cultura de una empresa no es una tarea fácil, pero es necesario. Ninguna se puede permitir dormirse en los laureles por mucho tiempo.
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